Pocas disciplinas son tan cosmogónicas como la cartografía teológica. Pocas son tan ignoradas hoy en día. Más modesta en sus pretensiones que las visiones dantescas o swedenborgianas, esta cartografía se circunscribe a los mapas geográficos. Hermosamente, busca mostrar lo divino que hay en la forma terrestre. Sus orígenes están en la Antigüedad. En el siglo XVII, la grandiosa obra del inmenso Kircher supone el canto del cisne de este género. Los mapas más destacados y recordados, no obstante, surgen en el Renacimiento.
El que aparece arriba es el mapa cordiforme de Oroncio Fineo. Astrólogo y cabalista, astrónomo y matemático, Fineo fue la contrapartida francesa del afamado Dr. Dee. El cardíaco mapa tiene propósito talismánico, y está hecho para fomentar la concordia (con-cordia) y unidad. Además de para la orientación, está hecho para la contemplación. Se trata nada más y nada menos que del corazón del mundo. A Postel le fascinaba, y a mí también.
Esta iluminación es un millón de veces hermosa!!
Muy bello y como dice Santiago,iluminador.Una hermosa manera de significar nuestro mundo desde el Amor.
Gracias Ludovico. Me has inspirado una entrada en mi blog al respecto y en cierto modo has logrado que algo despierte, algo que andaba ahí dentro adormilado, en barbecho. El corazón del Mundo es el propo Corazón bien entendido y no hay nada como una buena cartografía del mismo para que un piloto de buena onda viva sepa llevarlo al lugar de donde jamás ha partido. Un abrazo.
Me alegro de que la obra de Fineo continúe ejerciendo sus efectos iluminadores. Ojalá nos despierte también, igual que a tí, querido Hortulano, la semilla dormida que llevamos dentro. Un abrazo.